En un entorno hospitalario se requiere una cantidad constante de vapor y agua caliente para propósitos como higiene, limpieza de equipos y utensilios médicos, lavado de ropa, cocinar y un suministro de agua caliente para los pacientes. Las calderas son responsables de garantizar que este suministro sea confiable y constante.

Para garantizar su funcionamiento es importante que sean mantenidas y operadas adecuadamente. En ese sentido, el personal técnico de mantenimiento sigue normas precisas para proveer a todo el hospital.

“Las calderas son como ollas de presión gigantes que sirven para desinfectar la ropa y, en el caso de los alimentos, para las marmitas (cacerolas) de unas 55 libras cada una”, explicó Roberto Culajay, encargado del Área de Calderas.

Sin las calderas, energía eléctrica y agua, ningún hospital funcionaría de manera correcta

Las funciones de ingeniería térmica y de vapor en el hospital van dirigidos a buscar la eficiencia energética con exigentes parámetros de operación.

“El agua para su funcionamiento requiere tratamiento, por ello poseen filtros para ese fin. Todos los sólidos son descartados para evitar corrosión en las tuberías”, agregó el responsable.

Gracias a las tres calderas del hospital, los pacientes cuentan a diario con ropa limpia y desinfectada, así como alimentación con todas las medidas de higiene para su debida atención. “Sin las calderas, energía eléctrica y agua, ningún hospital funcionaría de manera correcta, por eso nos esforzamos a diario en mantenerlas al 100 por ciento”, finalizó Culajay.