Según cifras internacionales, 703 mil personas se suicidan anualmente, lo que equivale a un caso cada 40 segundos.
En el país, los principales factores de riesgo son los problemas sociales y la poca visibilidad de la salud mental.

“El mayor desafío es reconocer que cualquiera puede estar en riesgo, no solo quienes tienen un diagnóstico psiquiátrico”, afirmó Miguel Fuentes, médico psiquiatra del Centro de Atención Integral de Salud Mental (CAISM).
El especialista detalló que las señales de alerta incluyen la proyección constante sobre la muerte, expresiones de desesperanza, aislamiento progresivo y pérdida de control vinculada al consumo de sustancias.

Ante estas manifestaciones, la primera respuesta debe ser la escucha. “Lo más importante es que la familia preste atención, identifique el origen del problema y busque ayuda inmediata”, explicó.
El IGSS cuenta con tres programas dirigidos a pacientes y familiares: charlas de sensibilización impartidas por trabajo social, consulta externa con orientación preventiva y atención disponible las 24 horas para casos de urgencia.

“Romper el estigma es esencial. Si entendemos que la salud mental es parte de la salud integral, podremos detectar a tiempo y evitar que el dolor emocional desemboque en suicidio”, agregó Fuentes.
El profesional recalcó que la prevención requiere un enfoque multidisciplinario y el compromiso de la sociedad. “La mejor herramienta es la atención temprana. Escuchar, acompañar y buscar apoyo profesional puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, concluyó.