Incorporar un estilo de vida saludable puede ser una herramienta clave en la prevención del cáncer de mama. Así lo afirmó la M.Sc. Andrea Monteagudo Cifuentes, nutricionista del Hospital de Gineco Obstetricia, quien destacó la importancia de hábitos como la buena alimentación, el ejercicio regular y el mantenimiento de un peso adecuado.

“El exceso de grasa corporal, especialmente después de la menopausia, es la principal fuente de producción de estrógeno en el cuerpo. Este puede estimular el crecimiento de tumores mamarios sensibles a hormonas”, explicó la profesional, al referirse a la relación entre obesidad y riesgo de cáncer de mama.
La nutricionista recomendó una dieta basada en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables. También evitar el consumo excesivo de carnes procesadas, bebidas azucaradas y alimentos refinados.

El ejercicio físico también juega un rol crucial
La profesional recomendó que se debe procurar “actividad aeróbica moderada al menos 150 minutos por semana, ya que el ejercicio actúa como un regulador natural de los sistemas hormonales e inflamatorios”.
Asimismo, recomendó evitar el tabaco, ya que incluso la exposición al humo de segunda mano puede aumentar el riesgo.

En Guatemala, un diagnóstico en fase 3 puede implicar un gasto de hasta 910 % del ingreso mensual de un hogar con salario mínimo, según información del Departamento Actuarial y Estadístico (DAE). Esto recalca la importancia de pequeños cambios en la alimentación y que el ejercicio puede reducir el riesgo de cáncer de mama.
Aunque no se puede prevenir por completo, un estilo de vida saludable es esencial. El IGSS impulsa el bienestar con servicios de prevención y atención integral para sus derechohabientes.








