El virus sincitial respiratorio es un patógeno altamente contagioso que pertenece a la familia Paramyxoviridae.  Es una de las principales causas de infección respiratoria aguda baja en lactantes y niños pequeños, especialmente en los menores de dos años.  Recibe su nombre porque, al infectar las vías respiratorias, fusiona las células epiteliales del tracto respiratorio, formando estructuras multinucleadas llamadas sincitios.

El VSR se transmite por contacto directo con secreciones respiratorias (tos, estornudos, mocos) o por superficies contaminadas donde el virus puede sobrevivir varias horas. El contagio ocurre fácilmente en guarderías, hospitales, hogares y centros escolares, sobre todo durante la temporada fría.

La mayoría de los niños se recupera sin complicaciones, algunos desarrollan sibilancias recurrentes o hiperreactividad bronquial en los meses siguientes.

Los principales síntomas del virus en niños mayores y adultos suele ser un cuadro de resfriado común con congestión nasal, rinorrea, tos leve, fiebre baja. En lactantes y bebés pequeños los síntomas más característicos son: tos intensa y persistente, dificultad para respirar, sibilancias al respirar, apnea, fiebre, dificultad para alimentación y fatiga.

El tratamiento del VSR es sintomático y de soporte: oxígeno suplementario, líquidos para evitar deshidratación o soluciones intravenosas en caso de rechazo oral, lavados nasales frecuentes, antibióticos solo si hay sospecha de sobreinfección bacteriana y las nebulizaciones son dependientes de la clínica y necesidades del paciente.

En lactantes de alto riesgo, el VSR puede causar neumonía grave, insuficiencia respiratoria e incluso la muerte, por lo que la vigilancia temprana es crucial.

De enero a la fecha se llevan 210 aislamientos de este virus en casos hospitalarios en pediatría, la mayoría han sido en las últimas 12 semanas, dato proporcionado por la doctora Edna Cáceres, encargada del Área de Estadística. 

Recientemente se tuvo el caso del paciente Daniel Fernando Barreda, de un año, hospitalizado en el Servicio de Infectología Pediátrica, quien fue diagnosticado con el virus sincitial respiratorio, pero con el tratamiento y atenciones adecuadas logró su recuperación exitosamente.  

El señor Ángel Barreda, papá de Daniel, comenta que notaba un silbido en la respiración del bebé, tos con mucha flema, previamente tuvo fiebre, la cual fue tratada en la Pediatría y posteriormente lo traen ya que su oxigenación estaba en 88 %, por lo que fue atendido en la Emergencia con nebulizaciones para estabilizarlo, la jefa de turno, al comprobar que no mejoraba, determinó ingresarlo al hospital. 

Estuvo una noche en observación en el servicio de Infectología Pediátrica donde le siguen el tratamiento con oxígeno suplementario, continuó con nebulizaciones con salbutamol, para lograr llegar a saturación de oxígeno arriba del 98 %, ya con este resultado le ordenaron su salida para continuar con tratamiento ambulatorio.

Los grupos de mayor riesgo son: Lactantes menores de 6 meses, bebés prematuros, niños con enfermedades crónicas como cardiopatías congénitas o enfermedad pulmonar crónica, pacientes con inmunodeficiencias.

Los padres de Daniel manifestaron su total agradecimiento con el personal del Hospital y el Área de Pediatría, ya que se sintieron apoyados significativamente en la detección temprana y atención para controlar la enfermedad en su hijo.

“Es importante conocer las formas de prevención como el lavado frecuente de manos con agua y jabón, evitar el contacto con personas resfriadas, limpieza de juguetes y superficies, evitar exposición al humo de tabaco, promover la lactancia materna que refuerza la inmunidad”, comentó el doctor Yuri Mazariegos, infectólogo pediatra.