Distinguir las infecciones respiratorias virales de las bacterianas puede ser confuso ya que ambas producen tos, flema o fiebre; y la intensidad de estos síntomas varía según el tipo de enfermedad.

Por un lado, las bacterias son tratadas por antibióticos, mientras que los virus son destruidos por los anticuerpos creados por el sistema inmunológico.

Esto no le resta gravedad a los padecimientos virales, pues el grado de malestar que provocan está sujeto al agente causal, la edad y la condición de salud. Hay inofensivos como el resfriado común, y potentes como el virus sincitial respiratorio (VSR), cuyas molestias son fiebre alta e inflamación de los bronquios.

Los más simples duran un aproximado de tres a cuatro días. Asimismo, sin importar de cuál se trate, siempre ocasionan secreciones bronquiales, pero la mucosidad no es tan espesa y verde como sucede en una infección bacteriana. En esta última, si el enfermo no recibe tratamiento inmediato peligra de sufrir complicaciones respiratorias.

Al respecto, el doctor Óscar Donis, jefe de Epidemiología del IGSS, explicó que las bacterias producen un cuadro clásico de neumonía. Las molestias son fiebres muy elevadas, pérdida de apetito, somnolencia, tos con flema amarilla o verde y demoran un aproximado de cinco días en personas sanas, o de siete a ocho si tienen otros problemas de salud.

Es importante comprender que los doctores están facultados para reconocer si el paciente está siendo afectado por virus o bacterias. Por tal razón, Donis recomendó no automedicarse. “Lo que podría pasar con la automedicación es que en lugar de curar, empeorará”, expresó.

También advirtió que con esta práctica se corre el riesgo de no adquirir los fármacos correctos en el tiempo adecuado, lo cual agrava el mal y es motivo de hospitalización.

“Acá ya no se dan medicamentos orales, sino que se administran vía intravenosa. Los medicamentos deben ser recetados por profesionales de la salud”, concluyó.