Tras la llegada del COVID-19, la mascarilla se convirtió en una barrera que ayuda a evitar contraer y propagar enfermedades respiratorias. Sin embargo, su uso  disminuyó debido al relajamiento de las medidas preventivas de bioseguridad, lo que aumenta el riesgo de contagios.

Por lo anterior, Glenda Escalante, químico biólogo y jefe de la Sección de Laboratorios Clínicos, Bancos de Sangre y Patología del Departamento Médico de Servicios Técnicos del IGSS, explicó que el coronavirus volvió notorios a otros virus que antes no se detectaban. “Con esto se ha demostrado la importancia de las infecciones respiratorias causadas por diferentes patógenos”, manifestó.

Por ejemplo, el virus sincitial respiratorio (VSR) produce un cuadro delicado en los niños, como la influenza en los adultos. Asimismo, la especialista detalló que en ambos grupos se examina para descartar el rinovirus, que tradicionalmente no se buscaba y que ahora está incluido en el protocolo respiratorio de COVID-19.

La experta, quien además fue parte del personal de primera línea que combatió el COVID en el Hospital General de Enfermedades como jefe de Laboratorio Clínico, señaló que a partir de la pandemia estos males afectan el organismo de manera distinta. “La aparición de variantes hizo que el sistema inmunitario fuera capaz de protegerse de esa y otras infecciones respiratorias. Ese es el aspecto positivo”, destacó.

No obstante, también hay un lado negativo en este cambio. Escalante agregó que el aislamiento de niños, adultos mayores y pacientes con padecimientos crónicos como diabetes, renales o del corazón, ha hecho que estén propensos a sufrir de múltiples patologías respiratorias si se exponen al exterior.

En ese sentido, el doctor Óscar Donis, jefe de la Sección de Epidemiología del Departamento de Medicina Preventiva de la Subgerencia de Prestaciones en Salud, enfatizó en la necesidad de mantener las medidas de salud establecidas. “Creo que deberíamos quedarnos con el uso permanente de la mascarilla, en especial si tenemos un resfriado”, aconsejó.

Asimismo, advirtió que es fundamental evitar las aglomeraciones porque no es posible precisar cuántas personas pueden estar infectadas con diversos microbios, sobre todo, si tienen síntomas respiratorios.

Finalmente, Escalante invitó a los asegurados a permanecer alertas. “Hay que continuar con el lavado de manos, el distanciamiento social, entre otras precauciones. Las recomendaciones son para prevenir enfermedades respiratorias en general”, puntualizó.