El Hospital General de Enfermedades atiende pacientes hospitalizados en especialidades de Medicina Interna y Cirugía y dentro de estas, las fisioterapistas se han convertido en un pilar fundamental para la recuperación de los mismos. Su trabajo, muchas veces silencioso y poco visible, transforma el dolor en esperanza y la limitación en movimiento.

La labor de estos profesionales va mucho más allá de los ejercicios físicos. Con paciencia y dedicación, guían a los pacientes en procesos que requieren constancia, desde la recuperación de una cirugía, hasta la rehabilitación de personas con enfermedades crónicas o lesiones traumáticas.

“Cada logro, por pequeño que parezca, es una victoria compartida entre el paciente y el fisioterapista”, comenta la doctora Karen Arévalo, jefa del Servicio de Fisioterapia, quien asegura que la mayor recompensa es ver a un paciente caminar nuevamente o recuperar la movilidad de un brazo después de un tiempo prudencial de terapia.
En el hospital las sesiones de fisioterapia se convierten en espacios de motivación. Allí, los profesionales no solo aplican técnicas y conocimientos terapéuticos, también ofrecen apoyo emocional a quienes, en medio de la adversidad, necesitan recuperar la confianza en su propio cuerpo.

La fisioterapia hospitalaria es, en definitiva, un puente hacia la autonomía y la calidad de vida. Gracias al compromiso de estos especialistas, los pacientes encuentran una nueva oportunidad para reiniciar su vida con fuerza y optimismo.