El excesivo uso de los dispositivos móviles causa serios daños a la salud mental, entre estos el síndrome de la nomofobia (miedo a estar sin móvil) en los preadolescentes y adolescentes, indicaron psicólogos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

Este síndrome genera miedo irracional a estar sin teléfono celular, se caracteriza por la búsqueda del placer por medio de conductas repetitivas relacionadas con enviar mensajes, revisar las redes sociales, contestar llamadas, jugar y mantener el temor de quedarse sin batería, precisó la coordinadora del Área de Psicología de CAMIP 2 Barranquilla, Analizzette Bolaños Fletes.

Entre los principales síntomas están la incapacidad de limitar el uso del teléfono celular pudiendo descuidar o abandonar otras actividades familiares, sociales, laborales y educativas, y revisar constantemente el teléfono por miedo a perderse alguna llamada o actualización en redes sociales, sensación de frustración, nerviosismo, enojo en los momentos en los que no se tiene acceso al aparato móvil.

La especialista dejó entrever que el buen uso del teléfono celular sobrelleva aprender de una forma virtual temas de interés, conocer personas, pero el mal uso lleva a la facilidad de toparse con violencia, pornografía y bullying.

“Los padres de familia deben tomar en cuenta que mucho tiempo en el teléfono celular puede causar también en sus hijos conductas adictivas, trastornos emocionales, conductuales y de desarrollo”, resaltó el doctor Denis Cuevas, médico especialista de psiquiatría infantil del Centro de Atención Integral de Salud Mental del IGSS.

El experto también destacó que las conductas adictivas son parecidas a las adicciones por sustancias, como reacciones compulsivas por el deseo de utilizar el teléfono celular, irritabilidad, trastornos del ánimo, ansiedad, problemas de atención y de memoria, y cambios de conducta cuando se le es retirado el aparato telefónico.

Bolaños Fletes agregó que los padres de familia deban limitar el tiempo de uso de celular a sus hijos, mantener una comunicación viable y promover una buena salud mental. Además, aconsejó pasar más tiempo con los adolescentes, visitar museos, galerías, paseos en áreas naturales, participar  en juegos de mesa e inscribirlos en cursos según sus gustos.