Durante tres décadas de labor, la doctora Agualuz Hernández Paredes regaló nuevas esperanzas a pacientes renales. Fue una de las primeras nefrólogas del país y, hasta hace dos semanas, se desempeñó como jefe de Servicio de Nefrología y Trasplante Renal en el Hospital General de Enfermedades del IGSS, donde impulsó innovaciones en esa rama médica.

Se inició en el Instituto como vacacionista. Soñaba con ser hematóloga, pero la vida la llevó por un camino diferente. Mientras daba sus primeros pasos como residente de medicina interna en el IGSS, hizo el primer trasplante cadavérico junto al doctor Byron Lemus. “El Seguro Social me recibió desde que me gradué”, expresó.

Luego, viajó a México para estudiar nefrología. Volvió al país en agosto de 1996 y realizó el segundo trasplante cadavérico. En la operación estuvieron involucrados dos niños, pues el donante era uno con lesión cerebral.

A partir de entonces, incursionó en diferentes áreas de la especialidad. En el 2004 los trasplantes se convirtieron en su ocupación exclusiva, ya que obtuvo el cargo de jefe de Servicio Nefrología y Trasplante Renal.

“Después de estos 30 años de servicio, me voy agradecida con el IGSS por todo lo que me dio, lo que aprendí y crecí en la institución”

Sus primeras experiencias hicieron que promoviera el trasplante cadavérico. En 2007 se llevaron a cabo 22 operaciones, año con más intervenciones de ese tipo. Además, logró que se formara una cultura de donación de órganos. “Hemos tratado de que cada vez haya más donantes y trasplantes renales en el Seguro Social”, destacó.

Es así que a lo largo de su gestión se han hecho 103 trasplantes cadavéricos. Asimismo, fomentó el trasplante cruzado, es decir, la donación de órganos entre individuos vivos y no consanguíneos.

Para la doctora Hernández su profesión es la pasión de su vida. “Después de estos 30 años de servicio, me voy agradecida con el IGSS por todo lo que me dio, lo que aprendí y crecí en la institución”, finalizó.