Los niños se destacan por su enorme curiosidad por el mundo y su deseo de vivir la vida, incluso en tiempos adversos. Cuando la afiliada Ileana Quex supo que su hijo Francisco, en ese entonces de 2 años, tenía leucemia linfoblástica aguda fueron momentos duros para la familia.

Si bien finalizó el tratamiento a los cinco, cuatro años después tuvo una recurrencia del cáncer. “Sentí derrumbarme, pero mi hijo me decía que Dios lo sanó una vez y volvería a hacerlo”, recordó Quex. Actualmente Francisco acude al Hospital General de Enfermedades (HGE) para terminar el proceso.

El cáncer más común es la leucemia linfoblástica aguda, el cual hace que la médula ósea produzca demasiados linfocitos (glóbulos blancos).

El cáncer es la multiplicación incontrolable de una célula del cuerpo. Aunque no siempre es hereditario, en ocasiones sí hay un componente genético que lo causa. También ha sucedido que el afectado es el primero de la familia en padecerlo. Además, este mal puede diseminarse hacia otras partes del organismo.

“Lo más importante es la detección temprana”, subrayó la pediatra y oncóloga Analucía Guilá, encargada de la Unidad de Oncología Pediátrica del HGE.

Es esencial que el infante acuda a las citas de Niño Sano, ya que los pediatras son los primeros en detectar el problema

Dependiendo en qué parte se localice la enfermedad (ojos, huesos y el hígado) así serán los síntomas. Por lo general, la formación de una masa indica que algo anda fuera de lo normal, así como el cansancio, palidez, sangrados o crecimiento de los ganglios linfáticos. Esos son los síntomas más comunes.

Por eso, recalcó Guilá, “es esencial que el infante acuda a las citas de Niño Sano, ya que los pediatras son los primeros en detectar el problema y hacen estudios adicionales con el propósito de confirmar o descartar”.

Cuando un niño es diagnosticado con cáncer, lo refieren al Hospital General de Enfermedades para recibir atención especializada.

Según el caso, el Seguro Social proporciona tratamientos como quimioterapias, radioterapias y, si es necesaria, la cirugía. De acuerdo con la especialista, cada mes hay de cinco a seis casos nuevos.

Comenzar esa etapa implica un cambio en la familia y en el paciente. Una vez se controla la enfermedad, el niño puede regresar a su rutina (estudiar, jugar). Desde luego, cuentan con el acompañamiento de los especialistas del Instituto, quienes les dan recomendaciones sobre los cuidados que deben llevar.

“Gracias a Dios, los niños son grandes sobrevivientes. Son personas que se levantan, no se quejan. Hacen que uno quiera seguir luchando por ellos todos los días. A las familias que luchan con esta enfermedad, les digo que no están solas, tienen el apoyo médico y de enfermería. Hay cura, no se rindan”, instó Guilá.

Dependiendo del tipo de cáncer, el Seguro Social cubre tratamientos como radioterapias, quimioterapias o cirugía.