El regreso a clases implica cambios importantes en la rutina de los niños que pueden derivar en estrés e irritabilidad para ellos. Un inicio de clases exitoso es posible con una preparación y acompañamiento adecuado.

El especialista en psiquiatría infanto-juvenil del Centro de Atención Integral de Salud Mental —CAISM—, Dr. Dennis Roberto Cuevas, indicó que varios factores influyen en que el regreso a clases sea ameno o desagradable para los niños.

Es importante cuidar la salud mental de los niños y adolescentes porque en esta etapa se determinan las capacidades de adaptación y defensa.

El primer factor depende del menor: su capacidad de afrontar las nuevas experiencias, manejo del estrés y la organización de su horario y actividades. El segundo depende de los padres y la posibilidad de acompañarlos en este proceso, y el tercer factor depende de la escuela y si ya la han conocido.

“Cuando el menor se está adaptando bien, es feliz y le emociona hacer sus actividades, y aunque tengan momentos de irritabilidad, sabrán afrontarlos bien. Pero si ve que el niño tiene una conducta diferente a la esperada, ha alterado sus horarios de sueño, está más irritable o enojado, estos son signos de alerta que deben atenderse”, detalló el especialista.

El estrés y la irritabilidad surgen cuando el proceso de adaptación no es el adecuado y requiere de un acompañamiento más cercano de los padres.

De acuerdo con el profesional, al detectar estas señales, los padres deben tomarlas con calma, pero atentos para reconocerlas y promover una comunicación abierta que permita al menor comunicarles que están viviendo.

“Se sabe que más del 70% de los trastornos mentales comienzan en la adolescencia a causa de ese proceso de aprendizaje. Al dar una base sólida para el desarrollo de una salud mental sólida, vamos a tener adolescentes y adultos estables”, destacó.

En ese contexto, el doctor Cuevas compartió las siguientes recomendaciones para que el inicio de clases transcurra de la mejor manera:

  • Hablar y prepararlos: que los niños sepan a qué se enfrentarán, los horarios y actividades que deberán cumplir y que tienen la libertad de comunicarse con sus maestros y padres.
  • Ser compasivos si la adaptación no está siendo adecuada: saber que las reacciones o “berrinches” en los pequeños son respuestas a algo que les está ocasionando estrés y que deben ser abordadas de buena manera.
  • Enseñarles a gestionar sus emociones: ponerle nombre a la emoción y enseñarles una forma adecuada de enfrentarla.
  • Cuidar sus horarios de sueño, asegurarse que desayunen, ayudarlos a retomar la rutina y garantizarles un espacio de ocio y recreación.
Los niños felices rendirán más en sus actividades educativas.

“El llamado es a todos los padres de familia a que acompañen a sus hijos en este crecimiento educacional, desde los más pequeños hasta los adolescentes, en algo muy importante para ellos”, finalizó Cuevas.