Más de 3 millones de derechohabientes están asegurados bajo dos pilares vitales del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS): el programa Enfermedad, Maternidad y Accidentes, mejor conocido como EMA, y el de Invalidez, Vejez y Sobrevivencia, o IVS.

Para las noveles generaciones que se van sumando a la fuerza productiva del país, es vital que conozcan algunas de las bondades del programa EMA, que les ofrece respaldo ante cualquier eventualidad.

El EMA surge prácticamente desde el funcionamiento del Instituto en 1948, tras la aprobación legislativa del 30 de octubre de 1946 del Decreto No. 295, Ley Orgánica del IGSS.

Este importante brazo protector brinda a los afiliados “servicios médicos integrales, como medicina general, de especialidades, exámenes, medicamentos y tratamientos por enfermedades crónicas (cáncer, diabetes, renales)”, resaltó el licenciado Josué Espino, de la Dirección de la Subgerencia de Prestaciones pecuniarias del IGSS.

Ofrece también hospitalizaciones, diversidad de cirugías, trasplantes de órganos, cobertura pre y postnatal y atención médica para niños hasta los 7 años, sin embargo, si padecen una enfermedad congénita, se les atiende hasta los 15 años.

Además, los afiliados reciben del Seguro Social el pago de un subsidio económico en sustitución de un salario cuando por causa de enfermedad, maternidad o accidente son suspendidos de sus labores, entre otros beneficios pecuniarios.

Así, en una labor mancomunada, el IGSS libera al patrono de la responsabilidad mientras dura la suspensión del trabajador, y este mantiene un ingreso para su sostenimiento económico.

Tras más de siete décadas de servicio y atendiendo a la ampliación de cobertura que dicta el Plan Estratégico Institucional, el Instituto desarrolla constantemente proyectos para que más trabajadores y sus familias reciban la protección social convertidos en afiliados y derechohabientes del IGSS, en conjunto con la valiosa contribución del sector patronal.

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