Determinar si un niño padece una infección urinaria es un reto para los pediatras. Aunque síntomas como fiebres prolongadas se consideran una señal de esa enfermedad, la evaluación médica, la experiencia del especialista y los aportes de los padres en cuanto al historial clínico son los que ayudan en el diagnóstico adecuado.

Una vez los resultados anuncian problemas en la orina, se deben atender de inmediato para evitar riesgos posteriores. “Si una infección de este tipo no es bien tratada, puede causar una insuficiencia renal. Por eso, el médico debe buscar el tratamiento más conveniente”, expresó el pediatra neonatólogo Hilmar Larios, la Consulta Externa de Pediatría de la Unidad Periférica Zona 5.

De esa cuenta, existen exámenes para determinar si los riñones están bien formados o si hay anomalías en los uréteres y la vejiga. En ocasiones se ha detectado que hay niños que solo tienen un riñón (monorrenos). Por otro lado, si las infecciones son repetitivas, el menor debe ser remitido a un nefrólogo o urólogo.

Si una infección de este tipo no es bien tratada, puede causar una insuficiencia renal

Larios explicó que esa afección es más frecuente en el primer año de vida, especialmente si las madres no practican una higiene correcta en el prepucio del bebé.

Otras causas son limpiar a la bebé de atrás hacia delante durante el cambio de pañal y anomalías de nacimiento; sin embargo, estas últimas son menos comunes. “El control pediátrico es muy importante y, en este caso, como prevención”, subrayó.

Entre las recomendaciones que el doctor brindó para que los niños no tengan infecciones urinarias se encuentran limpiar bien las áreas genitales, asistir a revisiones de rutina, contar con el esquema actualizado de vacunación y, principalmente en esta época de calor, evitar el consumo de gaseosas porque suben el PH, también llamado nivel de acidez en la orina.