La hiperlipidemia o concentración elevada de grasas en la sangre es un mal silencioso. Su detección temprana es necesaria para evitar riesgos cardiovasculares. Sin embargo, la mayoría de pacientes no presentan síntomas.

El doctor César Gerardo López, cardiólogo de la Unidad de Consulta Externa de Enfermedades del Hospital Autonomía, explicó que este padecimiento es la elevación anormal, individual o combinada del colesterol LDL (malo), colesterol VLDL (muy malo) y/o los triglicéridos. También puede presentarse la reducción del colesterol HDL (bueno).

“En la población latinoamericana hay una condición aterogénica, que es la alteración de todos los parámetros mencionados y el impacto en las arterias puede ser grave”, indicó el profesional, quien agregó que está entre las tres principales causas de infartos, insuficiencia cardíaca, isquemia cerebral y problemas en las arterias de las piernas. Además, está relacionada con la demencia vascular y la enfermedad crónica en los riñones.

Durante el 2022, el Seguro Social atendió 249 mil 431 consultas por hiperlipidemia, siendo la quinta afección con más incidencia, según el Departamento Actuarial y Estadístico del Instituto.

La hiperlipidemia es un mal silencioso, su detección temprana es necesaria para evitar riesgos cardiovasculares

Su origen principal es la mala alimentación. El colesterol se eleva por grasas de origen animal o productos ultraprocesados, y los triglicéridos aumentan por el alto consumo de azúcares. El sedentarismo, la alteración en el ciclo del sueño y el estrés también elevan el riesgo.

Para detectarla, es indispensable una prueba de sangre. Si la persona no tiene familiares con antecedentes de daño en algún órgano (en hombres antes de los 40 años de edad y en las mujeres antes de los 50), se sugiere que la primera medición se haga después de los 20 y que se repita cada dos años.

Si los padres tuvieron inconvenientes antes de la edad mencionada, los hijos deben ser evaluados después de los 6 años. Estas pruebas las hacen en las Unidades Médicas del IGSS que cuentan con laboratorio.

Por otro lado, una de las medidas preventivas es la actividad física. Los adultos deben realizar 2 horas y media de ejercicio a la semana, mientras que los jóvenes, como mínimo, cinco. Asimismo, se recomienda reducir los alimentos con alto contenido de procesamiento y cuidar el peso.